Nieve del monte rojo. Yerto en un sueño de miradas Conduzco hasta el filo de tus labios Que rasura la negrura de mi noche Observo en horizontes nuestras manos Que persiguen el néctar en las flores aluminadas, voz brillante de la primavera... Voz ventana Que Persevera la tarde Un vigilante desempolva Una Antigua voz dulce Algún mensaje de ayer Algún beso en tu cara en tus labios pétalo Como beber de la luna el ocaso nos dedica un Embotellamiento, El sol cabrón que precede al alivio. Una sombra que nos sigue Y nos cobija Los cortos veranos de ayer La fija mirada de un policía Las fauces puercas del viaducto Ves acaso las aves entre ese río de autos? La forma en que nos mira el cielo Como diciendo que sí? Y besar el humo de la brasa Sin ti abrazo de humo. Son las voces de la ciudad, Me llevan ahí, donde tu corazón. Detrás de un código secreto Me catapulta un asce...
Érase mi mente en blanco que galopó caballos hasta las piedras. Así la vida en el barranco: Recogiendo brisa. Amanecido escribo de ti sintigo, para mí, sin más. Érase que alguna vez ofrecí todo lo que fui. Dios de los mil nombres con el mar en las manos , constante y vital, lengua de colibrí, ala que abrió la noche. Napalm de estrellas caídas, besos en andenes rotos de tiempo, poesía debajo del puente que dormita con un ojo abierto, tiempo que nos atraviesa y arranca de la foto más hermosa nuestro perfil. Pupila que traspasas veloz, salvaje soledad que montas por viejos continentes. Con todas mis edades juntas cabalgo mi inútil osadía al buscar el sol infinito de tu clave. Recuerdas la pandémica e inspiradora crin que aprendimos a trenzar? Cómo fue cabalgar, hasta que reparó con sus pezuñas la nocturna soledad? "Te he estado esperando", soñé que me decías luego de las seis de la mañana tras un pestañeo, en la ...